sábado, 27 de agosto de 2011

Las preguntas más importantes que debían hacerse las personas al escoger una pareja con fines matrimoniales.


Una sociedad en un negocio es muy similar a un matrimonio . . .


  • ¿Estoy listo(a) para una relación monógama?
    El caso es que los socios estén de acuerdo que la sociedad a formar es un proyecto único, con múltiples retos y riesgos al cual están dispuestos a dedicarle la mayor parte de su energía y esfuerzo, no distrayéndose en otras cosas. Formar una empresa en sociedad es complicado por todas las cuestiones de organización, financiamiento, estudio del mercado y el entorno por lo que entrar "a medias" o jugando con otros asuntos puede echarlo todo a perder.


  • ¿Están ambos contrayentes listos para formar una familia independiente de las de sus padres?
    En las sociedades pasa algo similar. Los socios potenciales en muchos casos establecen un compromiso financiero, de atención al desarrollo y de trabajo en la empresa y no están sujetos a ningún empleo. Su independencia ante terceros es importante ya que para que el negocio prospere se debe valer por sí mismo. Si dependen de "banqueros o subsidios" familiares y no salen avante después de un cierto tiempo, el negocio no está bien cimentado.


  • ¿Son ambos personas que se pueden mantener a sí mismas económicamente y tienen la capacidad de apoyarse mutuamente y mantener a los hijos(as) que resulten?
    Cada socio debe medir sus fuerzas tanto económicas como de capacidad de trabajo para poder así aportar su parte al negocio ya que al nacer el "hijo-empresa" uno no sabe cuántos recursos se deberán meter y luego empiezan a haber problemas ya que no todos los socios pueden (o quieren) aportar y ponen en peligro lo que sería un negocio exitoso. La situación económica de un socio con respecto a el otro(s) debe evaluarse previamente a hacer la sociedad.


  • ¿Son similares las filosofías de cada cónyuge en cuanto a la educación y disciplina de los hijos?
    Este concepto es vital en una sociedad ya que diferentes estilos de gobernar o administrar e incluso en la ética de trabajo de cada socio pueden ser nefastos. Imagínense a un socio muy cauteloso y conservador en los negocios asociado con un emprendedor impulsivo que toma riesgos muy grandes sin medir las consecuencias y posibles efectos o, un socio muy detallista mientras que el otro no se fija más que en vender sin tomar en cuenta costos, márgenes, etc. Está bien que haya complementariedad en las parejas y entre socios pero hay asuntos que requieren una actitud y planteamiento similares.


  • ¿Son compatibles sus objetivos de carrera y trabajo?
    Una pareja que, durante el romance no platicaron lo que deseaban individualmente lograr en su trabajo, al casarse se encuentran con que tienen planes contrarios y hay grandes problemas. Lo mismo en el caso de los socios potenciales ya que a la mejor alguno de ellos desea crear un emporio y hacer múltiples empresas con esta sociedad mientras que el otro tiene una visión más limitada y objetivos más modestos. Tarde o temprano habrá conflicto de personalidades por no hablar previamente.


  • ¿Piensan ambos de forma similar en cuanto a política, sexo y religión?
    No creo que se incluya la discusión sobre sexo entre los socios, pero definitivamente sí el respeto en cuanto a ideas políticas de cada socio y sus creencias religiosas. No deben ni tienen por qué pensar igual pero sí separar esos temas de la misma sociedad por si llegaran a representar una fuente de fricción y como en todo lo humano, todo extremo es malo. 

  • Salo Grabinsky

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